martes, 13 de abril de 2010

El movimiento libertario en Italia Autonomía de las luchas y movimiento anárquico. La crisis de una democracia parlamentarista x revista bicicleta



http://www.almeralia.com/bicicleta/bicicleta/ciclo/01/17.htm texto escrito en 1977, el año del movimiento de la automia obrera italiana y tambien del punk en el Reino Unido

EL MOVIMIENTO LIBERTARIO crece, se expande, en unos casos sobrevive penosamente a la represión, en otros renace lentamente pero con vigor inextinguible, a todo lo largo y ancho del mundo. Nuestro Colectivo Internacionalista es consciente de la falta de información y de contacto con todos aquellos compañeros que, más allá de las fronteras establecidas arbitrariamente por los estados, luchamos por una misma idea: queremos por tanto iniciar en esta primera criatura nacida sobre las ruedas veloces de nuestra "BICICLETA" una ser¡e de monografías dedicadas a los distintos países, comenzando hoy por Italia.

Italia 1977: tantas y tantas razones para que empecemos esta colección de informes monográficos por los compañeros italianos. Ha caído un mito más: el de la capacidad del marxismo oficial para controlar la protesta desde su papel de oposición moderada-pilar del sistema de capitalidmo estatal. Fuerzas sociales oprimidas buscan hoy una coherencia revolucionaria para sus luchas emancipadoras. ¿Está el movimiento libertario italiano en condiciones de asumir los desafíos organizativos planteados por el nuevo movimiento de la autonomía obrera y estudiantil?

Desde 1945, en que Italia se libera de la dictadura fascista y de la ocupación nazi, el montaje sindical fomentado por los vencedores yanquis y soviéticos se basa en el reparto del control de los trabajadores entre los Marxistas reformistas (CGIL controlada por el PCI) y el viejo poder de la Iglesia (CISL controlado por los democristianos).

El intento de algunos compañeros anarquista, de reconstruir la antigua sección de la A.I.T., la Unión Sindical Italiana (USI) destruida por el fascismo, fracasó en esos años de postguerra: y ello, no sólo por la acción de las burocracias políticas y sindicales, sino también por la indiferencia del propio movimiento libertario italiano hacia la cuestión sindical.

La tradición organizativa de Malatesta, quien en el Congreso de Amsterdam de principios de siglo subrayaba el humanismo anarquista frente al sindicalismo revolucionario de Monatte y otros anarcosindicalistas, ha influido en orientar las preocupaciones de los libertarios italianos en el campo de las cuestiones organizativas, más bien hacia el movimiento específico que hacia la autonomía autogestionaria del combate obrero.

De esta manera, el movimiento anárquico, pese a sus viejas raíces históricas, languidece en la Italia de postguerra; los debates se mantienen a nivel ideológico, con escasa incidencia en las luchas sociales. El reformismo impera en el mundo sindical y se extiende por el campo municipal y político. Pero la explosión libertaria y espontaneísta que representó 1968, conmoviendo las bases del reformismo con su "otoño caliente" de luchas obreras, agitó también las aguas de los grupos ácratas.

Por una parte, se implantan en las fábricas numerosos grupos que, aun reclamándose del marxismo-leninismo, tienen crecientes tendencias libertar¡as por su defensa de la autonomía de clase y de la acción directa y espontánea frente a los partidos parlamentarios y a sus burocracias sindicales.

Por otra parte, en el seno del movimiento libertario propiamente dicho renace el impulso hacia la acción revolucionaria, hacia la inserción decidida en la lucha de clases: este impulso implica también una crisis de las viejas estructuras del movimiento.

LA F.A.I., hermana mayor


En el fragmentado panorama del movimiento libertario italiano, escindido en no menos de cinco corrientes, la FAI (Federaciones Anarchica Italiana) es la organización más numerosa e implantada a nivel nacional: asume los clásicos principios organizativos de Malatesta, en base a un pacto federativo que permite la confluencia de grupos de muy diversas tendenciaa, humanitaristas unos, anarco-comunistas otros, junto a grupos más orientados a la lucha sindical. La difícil síntesis de estas posiciones se expresa en el veterano semanario Umanitá Nova, que fundara Malatesta y que anda ya en su 57 año del accidentada existencia.

Los anarco-individualistas, G.I.A.

Una escisión de la FAI producida en el IX Congreso (Carrara, 1965) se pr odujo cuando un sector de anarquistas de tendencia humanista rechazan la interpretación que ellos juzgan disciplinaria del ''pacto asociativo" clásico, y crean los GIA (Gruppi di Iniziativa Anarchica) . Esta pequeña federación de grupos, hoy nutrida sobre todo de veteranos anarco-individualistas de orientación pacifista, naturista, etcétera defiende la autonomía personal y rechaza a rajatabla toda forma de intervención en los procesos del sistema, como sería por ejemplo el sindicalismo. Su portavoz es L'Internazionale con sede en Ancona. La escisión de los GIA prefiguraba, en sentido contrario, el gran debate que pronto había de comenzar en el seno del movimiento.

Los G.A.F., esfuerzo de reelaboración ideológica

Otra escisión de la FAI proviene de los "grupos juveniles anarquistas federados" de los años 60. Realizaron éstos un considerable esfuerzo teórico, pero de escasa incidencia práctica, fracasando su ambic¡oso intento de elaborar una alternativa organizativa propia en base al "grupo de afinidad'', hasta disolverse en el 67; renacen en el 69 como G.A.F. (Gruppi Anarchici Federati), enraizados sobre todo en Milán. Federan algún núcleo obrero, como el grupo de ferroviarios de Turín, aunque tienden a desconfiar de¡ sindicalismo y se les considera como los "intelectuales" del movimiento libertario italiano. En efecto, sus investigaciones, que abarcan múltiples facetas de las alternativas ácratas, desde la ecología a la homosexualidad, y sobre todo su teorización sobre la "tecnoburócracia" como nueva clase dominante que emerge a nivel mundial, han contribuido al libertario no solo italiano, sino internacional, especialmente a través de la revista Interrogations (editada en cuatro idiomas). Sus órganos específicos son la revista teórica mensual A Rivista Anarchica y la editorial Antistato de Milán.

Los anarco-comunistas

08.jpg (9223 bytes)Una cuarta corriente es la de los denominados "comunistas libertarios" o también "plataformistas": ya que la "platatorma organizativa de Archinov y los maknovista rusos, que tendía a dar mayor cohesión estructural al movimiento libertario, pero que fue rechazada en los años 20 y 30 como "autoritaria'' por la mayoría de los núcleo anarquistas del mundo, fue utilizada com bandera por algunos grupos de la FAI a principios de los años 70 para impulsar una línea de intervención obrerista y un cuestionamiento del pacto asociativo como forma de organización interna. Los "plataformista" intentaban que la FAI tomara una tendencia determinada con una organización consecuente, y se oponían pues al viejo pacto malatestiano con la idea de síntesis entre las diversas tendencias. La FAI rechazó este intento. en el Congreso de diciembre de 1974.

Los plataformistas que se escindieron entonces, radicados sobre todo en Umbria, Marca y Pluglia, junto con grupos anarco-comunistas ya organizados al margen de la FAl (como la O.R.A. de Ligur¡a, que convocó en 1974 un "Convegno Nazionale di Lavoratori Anarchici", al que asistieron 250 delegados de grupos de 60 localidades, y que decidió impulsar "núcleos de defensa sindical en barrios y fábricas) constituyen hoy el llamado "área comunista libertaria", muy influyente a su vez en el nuevo movimiento autónomo. Sus principales órganos son Fronte Libertario della lotta di clases, publicado en Bolonia, y Comunismo libertario, mensual editado en Modena, aunque sus organizaciones específicas son muy variadas y descentralizadas, con base regional y sin una federación nacional como las tres corrientes ya descritas, los frutos de su acción en el terreno laboral empiezan a ser apreciables.

Los nuevos anarco-sindicalistas

Finalmente, y en los últimos años, se or ganizan ciertos grupos, sobre todo en la Tos cana, que enfocan su trabajo hacia el mundo propiamente sindical: mantienen autonomía organizativa respecto a la FAI, y su objetivo actual es reconstruir una oposición sindical revolucionaria en el seno de los sindicatos hegemonizados por los reformistas. Su órgano mensual es Per l'Azione Diretta, publicado en Florencia. Su Bolletino d'Informazione Anarcosindicalista incluye un servicio de divulgación sobre el resurgir cenetista en España, titulado "Acción Anarcosind¡calista". Precisamente en el órgano confederal hispánico, "CNT, (nº 7, julio 1977) publican estos compañeros un análisis sobre el movimiento libertario en Italia desde su óptica anarco-sind¡calista. Según ellos, "es absolutamente evidente la necesidad de superar el concepto de organización estrictamente específica y los deberes teóricos sin bases concretas en la realidad cotidiana, porque es precisamente sobre este punto en el que el movimiento ha sufrido sus divisiones y sus derrotas más importantes. En nuestra opinión, sólo un instrumento, como este sindicato libertario podrá hacer viables nuestros planteamientos revolucionarios en la fábrica y en el territorio y devolver a nuestro movimiento una incidencia real en el mundo de los explotados".

1977, el movimiento de los "autónomos''

La crisis económica acentúa el papel controlador del PCI respecto al movimiento obrero, mientras los conflictos sociales se radicalizan; los ''terroni'' inmigrantes meridionales, cuestionan los relativos privilegios de los trabajadores sindicados del Norte, clientela electoral del PCI.

Tras la entrada en la escena parlamentaria y en la "seriedad" política (bajo el nombre común de "Democracia Proletaria") de varios partidos que habían tratado de canalizar el descontento existente a la izquierda del decididamente reformista PCI, diversos grupos más o menos organizados que reivindican la "autonomía" obrera o estudiantil, confluyen con movimientos sociales de larga trayectoria, como el feminismo, el creciente número de parados, el rechazo de la marginal¡dad por los hacinados en los cinturones metropolitanos: presos, homosexuales, ecologistas, objetores de conciencia, etc., hasta crear en la primavera de 1977 toda una ola de acciones multitudinarias que el poder trató de suprimir mediante la dialéctica provocación-represión policial.

La ocupación de las Universidades por los estudiantes, futuro ejército de parados, desencadenó la ira de las autoridades, incluidos los jerarcas sindicales "peceros". El asalto de los grupos autónomos en Milán a cines y almacenes irritó a los comisarios de policía; las manifestaciones de los "círculos de juventud" con banderolas llamativas, caras pintarrajeadas y el hacha de guerra apache alternando con la guitarra, desencadenó la incomprensión de los mandarines de la prensa burguesa. ¿Pero qué quieren estos locos? Se intercambian disparos entre policías y grupos armados clandestinos: "terrorismo", "violencia", claman todas las instituciones. Y el terrorismo y la violencia, en efecto, se desencadenan; ante las manifestaciones masivas y las barricadas, varias ciudades son militarmente ocupadas, y brigadas con y sin uniforme atacan incliscriminaclamente a todo joven de larga cabellera. El estado-policía arroja la careta reformista y enarbola el sacrosanto principio de autoridad. La sangre humana es de nuevo sacrificada a la "razón de Estado".

NO FUMAREMOS MAS LA PIPA DE LA PAZ CON LOS CASACAS GRISES

"Los casacas grises nos lo han negado todo. Nos acosan. Nos destrozan a través de sus ojos secos. Quieren perdernos en el caos de esta ciudad. Abren sus grandes hocicos de puerco para engullirnos en sus vísceras podridas de ghettos.

Pero el viento de nuestra desesperanza soplará sin tregua en el oído de los chaquetas grises. Nuestra ira removerá sus cerebros de hierro blanco. Su terror tomará los colores de nuestra ternura.

Su desperdicio aumentará nuestra fuerza, su presunción les perderá. Hemos desenterrado el hacha de guerra".

(Del MANIFIESTO DE LOS CIRCULOS DE LA JUVENTUD, Milán 1977)


Italia en la encrucijada


¿Qué puede hacer un movimiento social autónomo en un país donde los sindicatos, férreamente controlados por los partidos políticos, están predicando una "política de sacrificios" para controlar a los trabajadores y mantener a raya el ejército de parados necesario para ayudar a los patrones a "sanear" su economía en crisis y reconstruir sus tasas de beneficios?

El último Primero de Mayo, el PCI impartió a los sindicatos la consigna, "el pueblo está con las instituciones". El servicio de orden se encargó de que la consigna se impusiera en la calle. Sólo los sectores más sensibles y móviles han protagonizado hasta el profundo descontento frente a esta situación. Pero la chispa de la protesta puede incendiar las praderas de¡ movimiento obrero y amenazar los fortines del reformismo capitalista. El Séptimo de Caballería se apresta al salvamento. ¿Qué alternativa puede ofrecer las tribus hostigadas del movimiento autónomo y libertario?

¿Quién quiere controlar a los "autónomos"?

El mayor peligro para esas formas de protesta social espontánea reside precisamente, no tanto en la violencia estatal, sino en las propias "vanguardias" que pretenden manipularlo.

En el movimiento autónomo de estos meses han confluido antiguos militantes de grupos maoístas, algunos núcleos organizados para la lucha armada (los NAP-BR), libertarios que rechazan la necesidad de una organización específica (CRAP y otros) y un sinfín de marginados y descontentos de los más diversos sectores sociales. Dos tendencias ideológicas y organizativas se disputan la orientación hegemónica sobre el "área de la autonomía": por un lado, los marxistas-leninistas que intentan organizar núcleos de obreros armados como alternativa inmediata frente a la izquierda parlamentaria; por otro lado, los marxistas libertarios y "consejistas" que buscan una organización del movimiento en "consejos" capaces de satisfacer inmediatamente necesidades sociales urgentes mediante acciones directas de auto-reducciones, ocupaciones, expropiaciones, etcétera, para combatir globalmente el pacto social impuesto por el reformismo.

Pero la mism espontaneidad de las acciones individuales entre en contradicción con estas tendencias "hegemonizantes", y fomenta en cambio una negativa total a cualquier tipo de organización, que hoy caracteriza a los "autónomos". Por otra parte, la línea más "dura" y violenta, tras asesinar a varios policías en acciones que nada tenían de defensa propia, aisló a los "grupos armados" del movimiento obrero de base, facilitando la acción represiva del estado y de las burocracias sindicales.

La asamblea de Bolonia contra la represión

Por todo ello, el movimiento autónomo había entrado en el verano en una fase de cierta recesión. Sin embargo, y como ha mostrado la Asamblea de la Autonomía que reunió en Bolonia los días 24 y 25 de septiembre a más de 40.000 jóvenes, la solidaridad de los colectivos autónomos frente a la represión sigue viva y operante: en la ciudad donde fue asesinado el compañero Francesco Lorusso por la policía, y donde la provocación ha sido alentada desde el propio Ayuntamiento comunista hasta culminar en la operación militar de la calle y en detenciones masivas e indiscriminadas, el movimiento autónomo ha denunciado vigorosamente la violencia estatal. Miles de jóvenes durmieron en las plazas, encontraron solidaridad de las cooperativas agrarias que se multiplicaron para facilitar comidas a precios asequibles, debatieron incansablemente en el Palacio de los Deportes, y volvieron a dar a sus acciones el aire festivo y descentralizado de los días de primavera, llevando la música y el juego a todos los rincones urbanos, sin que la emergencia permanente decretada por las autoridades haya conseguido imponer nuevas provocaciones.

Algunos compañeros libertarios, como Fausto Bolzani de la Federazione Comunista Anarchica, han sido detenidos en Bolonia. El movimiento autónomo exige su libertad. En esta asamblea de Bolonia, y en todas las acciones de protesta en Italia, empiezan a orirse cada vez con mayor claridad voces que tienen mucho que decir porque han persistido incansablemente en su lucha por la libertad y contra todo tipo de autoritarismo: son las voces de los anarquistas. Pero, cabe preguntarse: ¿cómo ha influido a su vez el movimiento de los autónomos sobre las gentes de la bandera negra?

La FAI hacia el anarcosindicalismo

Pese al alejamiento orgánico respecto a la FAI de algunos grupos de comunistas libertarios y de anarco-sind¡calistas, la misma realidad social ha vuelto a espolear a la vieja organización en ese "punto oscuro" del anarquismo italiano, que es la ambigua conexión entre el humanitarismo ácrata y las urgencias concretas de la lucha de clases. Así, nuevos grupos juveniles, como "Lotta Anarchica" de Milán, vienen insistiendo en propuestas de una organización anarco-sindicalista ¡mpulsada por la propia FAI, y parece que estas propuestas han tenido éxito.

El XIII Congreso de la FAI, reunido a fines de agosto en los locales del grupo "Germinal" de Carrara, con asistencia de más de 500 delegados, ha tratado con tal apasionamiento estos problemas, que hubo de optar por continuar sus sesiones, que han sido convocadas de nuevo para el 1 de octubre en los locales del grupo Malatesta de Roma (Vía de¡ Piceni, 39).

Es evidente que urge, más que nunca denunciar la represiva hegemonía de los reformistas sobre los sindicatos obreros: sin un movimiento obrero autónomo y libertario, las voces de los libertarios y de los autónomos serán fácilmente acalladas por el sistema autoritario.

Los procesos de agudización de las luchas sociales al margen de los esquemas marxista, está incidiendo sobre el dividido movimiento libertario; en este histórico Congreso, la FAI ha decidido confluir con las demás corrientes anárquicas para reconstruir una auténtica organización de clase, federalista, autogestionaria, libertaria. En suma, un anarco-sindicalismo capaz de recoger la herencia histórica de la USI y de unificar en la acción las diversas estrategias libertarias para plantear una alternativa revolucionaria a los sindicatos reformistas, hegemonizados por los partidos políticos y comprometidos en el colaboracionismo con la patronal y el estado. La nueva organización tendría que luchar contra el objetivo reformista de dividir al proletariado entre un sector "garantizado" por sus sindicatos, y otros sectores desprovistos de tal protección mafiosa frente al autoritarismo y la explotación capitalista.

Así, esta neta afirmación anarcosindicalista de la FAI ha de enmarcarse en toda una problemática de paro, marginación y violencia creciente, sobre las que el Congreso ha aprobado un valioso conjunto de resoluciones de que informaremos en un próximo número.

La izquierda parlamentaria italiana que aspiraba a integrar el mundo sindical en el capitalismo mediante un "compromiso histórico" con la tecnoburocracia democristiana, se está encontrando en su propio suelo con el fantasma que de nuevo recorre Europa: la "utopía criminal" del comunismo libertario, impulsada por los trabajadores que comienzan a desengañarse del reformismo y a practicar la acción directa. El renacer de la corriente anarcosindicalista en una "'democracia parlamentaria" como Italia, dotada de una policía brutal y eficacísima y de un partido marxista-reformista especialmente integrador, es para nosotros, aquí y ahora, un clamor de esperanza.


UNA NOTA BIBLIOGRAFICA

Los anarquistas y el nuevo movimiento: compañeros de diversas tendencias discuten el interesantísimo folleto Dibattito su: Gl¡ anarchici e il nuovo movimento editado por el Centro Documentazione Anarchica en julio de 1977. En un próximo número traduciremos algunos extractos.

Che cosa sono i G.A.F. Centro Documentazione Anarchica. Turin, 1976.

Che cosa sono i G.I.A. CDA, Turín. 76.

Documentos originales del movimiento autónomo aparecen en la sección "El movimento attraverso i suoi giornali" en el nº de junio - julio 77 del Bolletino CDA.


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