martes, 31 de agosto de 2010

Minorías versus Mayorías x Emma Goldman


Si hubiera que juzgar sumariamente la tendencia de nuestro tiempo, diría simplemente: Cantidad. La multitud, el espíritu de la masa domina por doquier, destruyendo la calidad. Nuestra vida entera descansa sobre la cantidad, sobre lo numeroso: producción, política y educación. El trabajador, que en un tiempo tuvo el orgullo de la perfección y de la calidad de su trabajo, ha sido reemplazado por un autómata incompetente, privado de cerebro, el cual elabora enormes cantidades de cosas sin valor ninguno, y generalmente insultantes, en su grosería y ordinariez, para la humanidad. Todas esas cantidades, en vez de hacer la vida más confortable y plácida, no hicieron más que aumentar para el hombre la mole de sus preocupaciones angustiosas.

En política nada más que cantidad; esto sólo importa. En la proporción que desconocen, ya sean sus principios, sus ideales, sus postulados de justicia, van siendo suplantados por la esencia formal del número, de lo numeroso. En la lucha por la supremacía de los varios partidos políticos mutuamente se ponen trampas, se engañan, perpetran las más sombrías maquinaciones unos contra otros en la certera confianza que el que obtenga el éxito final será proclamado victorioso por la mayoría. ¡Y a expensas de qué cosas, con cuánto detrimento de toda dignidad y decencia se alcanza este momento! No hemos de ir muy lejos en busca de prueba para este doloroso caso.

Jamás la corrupción, la completa podredumbre fue tan evidente en el aparato gubernativo; jamás el pueblo norteamericano se vio obligado a enfrentarse con la naturaleza de Judas de nuestras corporaciones políticas, las que durante años reclamaron para sí el dictado de pereza intachable, tildándose sostenes salvaguardadores de nuestras instituciones y los verdaderos protectores de los derechos y de la libertad del pueblo.

Pero cuando los crímenes de ese partido político se muestran a la luz del día, tanto que el más ciego no dejaría de notario, le será suficiente lanzar sus sólitas promesas deslumbrantes y reunir los candidatos que gozan de más favor público para que se asegure su supremacía. La verdadera víctima engañada, traicionada, no sabe decidirse en contra, sino en favor de la victoria. Espantados algunos se preguntan: ¿cómo pueden las mayorías traicionar de esa manera las tradiciones de la libertad norteamericana? ¿Dónde se halla su capacidad de juicio y de razón? Justamente las mayorías no razonan, son incapaces de formular un juicio propio. Carentes de originalidad y de valor moral, las mayorías siempre depusieron en manos ajenas sus particulares destinos, incapaces de cargar con la menor responsabilidad, siguen a sus pastores hasta cuando las conducen a la destrucción, a su aniquilamiento. Tenia razón el doctor Stockman, el de Los puntales de la Sociedad: Los más peligrosos enemigos de la Libertad y la Justicia en nuestro medio son las mayorías compactas, las malditas compactas mayorías. Sin ambición, ni iniciativa, esas masas compactas nada odian más que el espíritu de innovación. Siempre se oponen, condenan y persiguen al innovador, al descubridor de una nueva verdad.

Es el más repetido lugar común entre los políticos, incluso los socialistas, que la nuestra es una era de individualismo de minorías. Sólo que aquellos que sobrenadan en la superficie de los conocimientos humanos pueden entretenerse y quedar satisfechos con ese punto de vista ¿Acaso los menos no son quienes acaparan todo el bienestar del mundo? ¿No son ellos los dueños, los reyes absolutos de la situación? Su éxito material no se debe, empero, al individualismo, sino a la inercia, al amilanamiento y a la completa sumisión de las masas. Estas necesitan ser dominadas, conducidas y reprimidas. Respecto al individualismo, que en la humana historia nunca tuvo oportunidad de lograr la menor expresión, lo tiene mucho menos ahora de aparecer de manera normal y sana.

El educador, de honestos e ideales propósitos, el artista o el escritor de ideas originales, el hombre de ciencia independiente, el explorador de nuevos dominios del saber, o el individuo de ideas avanzadas que busca la renovación de la sociedad; a todos ellos se los empuja diariamente contra la pared invisible de los prejuicios por hombres cuya sabiduría y facultades creadoras se han vuelto decrépitas con el tiempo.

Educadores del tipo de Ferrer no se les tolera en ninguna parte, mientras que los malabaristas de la educación oficial, a lo Elliot y Butler, resultan ser los perpetuadores de una era de nulidades y de autómatas. En el orden teatral y literario los ídolos son Humphrey Wards y Clyde y Fitches, mientras muy pocos conocen o aprecian la belleza genial de Emerson, Thoreau, Whitman, un Ibsen, un Hauptmann, un Butler Yeats o un Stephen Philippe. Son como las estrellas solitarias lejos del horizonte de la multitud.

Editores, empresarios de teatros y críticos no exigen las cualidades superlativas en la creación del arte, sino que se preguntan: ¿tendrán mucha venta? ¿será del paladar del público? Y este paladar es como una hornalla: engulle todo lo que no necesita masticación mental. De ahí que lo mediocre, 10 vulgar, el lugar común representan la obra maestra literaria más en boga.

¿Es necesario que digamos que referente a las bellas artes hemos de encontrarnos con lo mismo? No hay mas que emprender una jira por nuestros parques para percatarnos de la fealdad, de la horrible vulgaridad de nuestros artefactos artísticos, en forma de estatuas y monumentos. Ciertamente, sólo el gusto de las mayorías pueden tolerar semejante ultraje a la belleza. Falsa en su concepción y mezquina, ñoña en la ejecución la estatuaria que infesta las ciudades norteamericanas tiene tanta relación con el arte como una confitura de mazapán con la escultura de Miguel Ángel. El talento artístico, que no se somete a estas preestablecidas normas de la mentalidad común del público, deseando dar el fruto más original de su temperamento y luchando para ser fiel, sincero, veraz con la realidad tratando de ver con sus ojos, será condenado a conducir una obscura y miserable existencia. Su obra algún día se podrá convertir en el más caro capricho de la muchedumbre; pero esto no sucede hasta que la sangre de su corazón se haya vaciado para siempre; hasta que el explorador de nuevos caminos haya dejado de existir y el tropel de la plebe miope haya extinguido la herencia legada por el maestro.

Se dice que el artista de la actualidad no puede darnos verdaderas creaciones, porque, lo mismo que Prometeo, se halla encadenado a la roca de las necesidades económicas. Esto puede ser verdad para todas las épocas. Miguel Ángel dependía de su señor - los Médici- como los pintores y los escultores de nuestro tiempo, excepto que los entendidos de arte de entonces se hallaban bastante distantes de la entendida multitud de ahora. Estos se sentían honrados y felices de que el artista se dedicase todo el tiempo que deseara a cincelarles una urna, un cáliz, supongamos.

El supuesto mecenas de nuestros días no posee otro criterio que el valor material de una obra de arte: el dólar. En nada le atañe la calidad intrínseca de grandes obras y sí la cantidad de dólares que importa su venta. El financista de Les Affaires sont les Affaires, dice respecto a varias manchas, paisajes al óleo: Vea qué bueno es; me cuesta cincuenta mil francos. Igualito que nuestros advenedizos. Las fabulosas sumas pagadas por las grandes obras que descubre, revela con elocuencia la pobreza, la vulgaridad de su gusto, de su concepto artístico.

El más imperdonable pecado para la sociedad es la independencia intelectual. Si esto resalta más en un país cuyo símbolo es la democracia, también evidencia cuán grande es el poder de las mayorías.

Wendel Phillips dijo, hace cincuenta años: En nuestro país de absoluta igualdad democrática, la opinión pública no es sólo omnipotente, sino omnipresente. No hay un refugio a donde no llegue esta tiranía, no hay escondrijo donde no nos alcance; y el resultado es este: se empuña la linterna del griego famoso y se va en busca de un centenar de norteamericanos, y entre ellos no se encontrará uno que no tenga algo que ganar o perder por parte de la buena opinión que sustentaran los que los rodean, ya sea acerca de sus ambiciones, de su vida social y de sus negocios. La consecuencia se resume en que nosotros, en vez de constituir una masa de verdaderas individualidades, no somos más que seres que, al temernos mutuamente, escondemos nuestras propias y más íntimas convicciones; como nación comparada a otra nación, somos solamente un atajo de cobardes. Con más intensidad que otros pueblos, experimentamos un miedo cerval de unos hacia los otros. Evidentemente, en nada cambiaron las condiciones que le sugiriera tan aguda constatación a Wendel Phillips.

Hoy, como ayer, la pública opinión es el tirano omnipresente; hoy, como entonces, las mayorías no representan más que una masa de cobardes, prestos a aceptar aquel que encarne el espejo de su pobreza mental y espiritual. Esta es la base donde se apoya el éxito sin precedentes de un hombre como Roosevelt. Entraña el peor elemento de la psicología plebeya de la masa. El político que conozca a fondo las mayorías, le importa poco de la integridad doctrinaria de los ideales. Por lo que se pirra, es la apariencia brillante y espectacular. No es el caso de que se trate de una exposición canina, el premio por el boxeo o el linchamiento de un negro, la exhibición insolente de una boda rica de algún heredero multimillonario o la acrobática elocuencia de algún ex presidente de la nación. Más feas son las contorsiones mentales, más deliciosas les resultarán a las masas. Así, Roosevelt, pobre de ideales y vulgar espiritualmente, continúa siendo el hombre de la hora.

Por otra parte, los hombres, por encima, muy por encima de estos pigmeos políticos, hombres de refinada cultura, de facultades creadoras, son reducidos violentamente al silencio, como si se tratara de personas afeminadas. Es absurdo que se quiera calificar de individualista la época presente. No es más que una amarga repetición de una idéntica fenomenología desarrollada a todo lo largo de la historia: cada esfuerzo de progreso para elevar el nivel de la vida, la ciencia, la religión, la política, la libertad económica, emanó siempre de las minorías, no de las mayorías. Hoy, como hace varios siglos, los raros, las individualidades independientes, son incomprendidas y por ende perseguidas, encarceladas, torturadas y asesinadas.

El principio de la fraternidad humana, traído por el agitador de Nazareth, pudo preservar el germen de una nueva vida, de verdad y justicia, hasta el día que fue una antorcha de luz para unos pocos.

Desde el momento en que las mayorías se apropiaron de este gran principio, se convirtió en la materialización de una ritología que produjo por doquiera sufrimientos y calamidades incontables. Los ataques llevados a cabo contra la Roma papal por las colosales figuras de Huss, Calvino y Lutero, fue como una irradiante aurora en la densa noche. Pero tan pronto como Lutero y Calvino se volvieron políticos y empezaron a reunir a las pequeñas potencias de la nobleza y apelaron al espíritu plebeyo de la masa, las grandes posibilidades de la Reforma fueron desviadas de su natural cauce. Ellos pudieron captarse el éxito de las mayorías, pero se comprobó una vez más que éstas no eran menos sanguinarias en las persecuciones contra el pensamiento y la razón que el monstruo del catolicismo. ¡Guay de los herejes, de la minoría, que no se plegase a los dictados de sus dogmas! Después de una constante lucha y de un tesón infinito, la mentalidad humana se ha más o menos libertado del fantasma religioso; las minorías otra vez emprendieron nuevas conquistas y las mayorías se hallan en pos de ellas, ladrándoles, gravadas por el peso muerto de las verdades que con el andar del tiempo resultaron falsas.

Políticamente, la raza humana se encontraría actualmente en una absoluta esclavitud si no fuera por los héroes que surgen de cuando en cuando: un John Bulls, Wat Tylers, Guillermo Tell y las numerosas individualidades gigantescamente libres que combatieron a pie firme contra el poder de los tiranos y de los reyes. Sin la pléyade de las mentalidades independientes, que vivían y pensaban más allá de su época, el mundo nunca hubiese sido sacudido radicalmente por esa tormentosa ola: la Revolución francesa. Los grandes acontecimientos de la historia siempre fueron precedidos por otros más pequeños, infinitesimales. De ahí que la elocuencia enardecida de un Camilo Desmoulin fuese como el toque de trompetas ante los muros de Jericó, arrasando el emblema de las injusticias, de las torturas y de los horrores de la Bastilla.

En todo periodo que se inaugura son los menos los portabanderas de las grandes y nuevas ideas, del esfuerzo precursor de la liberación. No es, por cierto, la masa que, al contrario de ellos, sirve de lastre y les impide moverse tanto como quisieran.

Esta verdad resalta con mucha más fuerza en Rusia que en cualquier otro país. Miles de vidas fueron las sacrificadas por ese régimen de sangre y terror, y aún no ha sido aplacado el monstruo del trono. ¿Cómo pueden suceder semejantes cosas, cómo puede darse que la cultura, las ideas, todo lo que hay de más noble en sentimientos, en emocionados ideales se encuentre sometido a ese yugo de hierro. Las mayorías, las compactas mayorías, la somnolencia de las masas; el campesino ruso, después de un centenar de años de lucha, de sacrificios, de una miseria indecible, todavía cree que la cuerda que ahorca al hombre blanco, de blancas manos, le trae fortuna.

En las luchas norteamericanas por la libertad las mayorías no dejaron de ser uno de los mayores obstáculos. Hasta en nuestros días las ideas de Jefferson, de Patrick Henry, de Tomás Paine son negadas y vendidas por poco precio por las mayorías. La masa no las necesita. La grandeza y el coraje de Lincoln ha sido olvidado por el hombre que creó tal escenario del panorama actual. Los verdaderos héroes santos para los negros se hallan representados por un puñado de luchadores de Boston: Lloyd Garrison, Wondell Phillips, Thoureau, Margaret Fuller y Theodoro Parker, cuya doctrina valerosa culminó en la gigantesca figura de John Brown. Su incansable espíritu batallador, su elocuencia y perseverancia fue minando el poder de los propietarios del sur. Lincoln y sus secuaces llegaron cuando la abolición ya era un hecho consumado y reconocido por casi todos.

Hará unos cincuenta años que una idea, cual rudo meteoro, hizo su aparición en el horizonte social del mundo, una idea que iba muy lejos, enteramente revolucionaria, que lo abarcaba todo en un solo abrazo y que tuvo la suprema virtud de infundir terror en los corazones de los tiranos y hacer temblar las tiranías. Por otra parte, era ella un mensaje de alegría, de una grandiosa esperanza para los millares de desheredados. Los poseídos de estas ideas, los hombres de mentalidad más avanzada, los precursores, conocían lo abrupto del camino que deberían recorrer; y lo soportaron todo: oposición, las persecuciones y dificultades casi insuperables; pero orgullosos y sin temor alguno marchaban hacia adelante, siempre hacia adelante... Ahora esta idea se ha convertido en algo corriente, manoseado, un verdadero lugar común. Actualmente, casi todo el mundo es socialista, el hombre rico, así como la pobre víctima que explota; los que hacen las leyes, como las autoridades, y el infortunado delincuente; el libre pensador, así como el perpetrador de las falsedades religiosas, la señora a la moda, así como su sirvienta. ¿Por qué no? Ahora que la verdad de hace cincuenta años se ha convertido en una mentira; ahora que se mustió, se apagó todo lo que había en ella de juvenil frescura y se le robó sus fibras más vigorosas, su fuerza revolucionaria y su ideal humanitario, ¿por qué no? Ahora no es más que una bella visión, rumorosa, de inefable poesía, sino un plan práctico y realizable, sobre el que descansan las mayorías, ¿por qué no? La astucia política sabe muy bien cantar las loas de la masa; dice: Las pobres mayorías, la ultrajada, la maltratada, pobre de este gigante si no quisiera seguirnos a nosotros.

¿Quién no oyó esta misma letanía varias veces y en todo tiempo? ¿Quién no se sabe de memoria este invariable estribillo en los labios de todos los políticos? Que la masa sangra por cada paso que da, que se la roba y se la explota, lo se tanto yo como esos que mendigan votos. Pero insisto que no es ese grupo de parásitos, sino la masa la culpable de este terrible estado de cosas. Se cuelga del cuello de sus amos y ama el látigo y es la primera en gritar: ¡crucificad! en el momento que una voz se levanta para protestar contra la sacrosanta autoridad y el capitalismo u otra institución igualmente caduca. Ya no existiría la autoridad y la propiedad privada si la masa estuviese dispuesta en convertirse en soldados, en policías, en carceleros y verdugos. El socialista demagogo sabe esto tan bien como yo, pero sostiene el mito de las virtudes de la mayoría, porque su verdadero sistema de vida sólo significa la perpetuación del poder autoritario. ¿Y este último cómo podría ser reconocido como algo, sin el apoyo de lo numeroso? Sí; la autoridad, la coerción y la ciega obediencia son atributos de la masa; nunca existirá en ella la libertad o el libre desenvolvimiento de la individualidad ni jamás podrá nacer de su seno una sociedad libre.

No es que no me adolore con los oprimidos, con los desheredados de la Tierra, no es porque no conozco el horror, la vergonzosa e indigna vida que conduce el pueblo, que repudio las mayorías como una fuerza creadora de bondad. ¡Oh, no, no! Sino que sé demasiado, que como masa compacta jamás estuvo al lado de la justicia ni de la igualdad. Suprimió las voces humanitarias, subyugó el espíritu humano y cargó de cadenas el cuerpo. Como masa, su finalidad principal fue el de hacer de la vida una cosa uniforme, gris y monótona, convirtiéndola en un árido desierto. Como masa será siempre la aniquiladora de la libre individualidad, de la libre iniciativa y de la originalidad. Creo, por eso, en lo que dice Emerson: La masa es grosera, mentalmente lisiada, perniciosa en lo que exige y en lo que pide. En vez de adulársela, es necesario fustigarla duramente. Nada deseo concederle, sino para ejercitarme en ella para dividirla, romperla y extraer así otras tantas individualidades. ¡Las masas! Son nada más que una gran calamidad. Para nada deseo las masas, sino hombres valerosos, dignos y leales, y mujeres amables, dulces y nobles en sus instintos.

En otras palabras, la viviente verdad de un social y económico bienestar no llegará a transformarse en realidad, sino por el esfuerzo inteligente, el intrépido valor de las minorías poseedoras de una perfecta independencia mental, y no por obra y gracia de las masas.

sábado, 21 de agosto de 2010

La sexualidad y el funcionamiento de la dominación x Casilda Rodigañez

"El jardin de las hesperides" de Frederic Leighton (1892)"

contraportada del libro

Hay dos conceptos para entender la sexualidad: la pulsión del deseo y la capacidad orgásmica del cuerpo humano. Sin deseo, la práctica del sexo no es sexualidad, sino como decía Juan Merelo Barberá, tecnosexología. Sin deseo, los cuerpos no pueden desarrollar su genuina capacidad orgásmica, necesaria para su autorregulación y para su funcionamiento normal. El deseo y el desarrollo de la capacidad orgásmica se producen espontáneamente, no necesitan 'educación'; sólo necesitan que se eliminen las prohibiciones, el Tabú del Sexo. La tecnosexología sí es objeto de educación porque es la practica del sexo sin deseo, o con el deseo inducido con técnicas artificiales; es la practica del sexo de los cuerpos acorazados, educados en la inhibición más o menos sistemática e inconsciente del deseo; las mujeres, en la inhibición del latido del útero, en la desconexión entre la conciencia y el útero.

En el estado de inhibición, las emociones se desconectan de las pulsiones corporales y se convierten en emociones erráticas que producen ansiedad. El conductismo pretende educarnos y 'alfabetizarnos' emocionalmente, sin cuestionar el estado de represión del deseo y el estancamiento de la capacidad orgásmica desde la etapa primal. Pero el 'analfabetismo emocional' no es innato, es precisamente el resultado directo del estado de represión en el que nos socializamos, y al permanente esfuerzo para adaptarnos a la norma de la institución del matrimonio o de la llamada 'pareja de hecho'.

Las emociones brotan del cuerpo para apoyar la implementación de las pulsiones (ya sean eróticas y sexuales, o de defensa, como la ira y la cólera…). Son tan sabias como las pulsiones, y su objeto es facilitar la autorregulación del cuerpo. En una sociedad de sexualidad espontánea, percibiríamos nítidamente el sentido de cada emoción en la autorregulación corporal, así como su conexión con su pulsión correspondiente. Las emociones serían el medio más importante para percibir lo que pasa en cada rincón de los cuerpos autorregulados.

En las sociedades patriarcales del Tabú del Sexo, el acorazamiento produce la pérdida de la transparencia y la desconexión entre la conciencia y las pulsiones, entre la epidermis y las vísceras… La desconexión es la otra cara de la moneda del acorazamiento. La desconexión juega un papel importantísimo para impedir que el deseo recorra el campo social (Deleuze y Guattari). Los seres humanos, además de producir deseos, estamos hechos para percibir y acoger el deseo del otro o de la otra; y para que cuando el deseo del otro o de la otra nos alcance, induzca la producción del nuestro.

La tecnosexología que hace funcionar a las parejas que ya no se desean, y la educación emocional que engaña a las personas sobre su desorden emocional, deben ser denunciadas. El matrimonio o la pareja es un pacto o convenio social que sólo se corresponde con el deseo corporal durante un tiempo limitado. Mientras que no se separe la sexualidad de la institución, la sexualidad seguirá estando corrompida.

Este es el origen social del malestar individual: el Tabú del Sexo asociado a la dominación y a los estados de sumisión, implementados de diversas maneras a lo largo de unos cuatro milenios de dominación patriarcal.

La corrupción de la sexualidad ha sido y es imprescindible para el establecimiento de las relaciones de dominación en general, y entre los sexos en particular: porque la verdadera sexualidad desarrollaría relaciones armónicas entre los sexos y entre las generaciones; porque el amor verdadero es complaciente y se opone a la dominación: nadie podría reprimir o infligir sufrimiento alguno al ser amado; de hecho, las relaciones entre amantes son relaciones de tú a tú (Amparo Moreno Sardá), nunca relaciones jerarquizadas de Autoridad.

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sábado, 14 de agosto de 2010

Anarquismo, postmodernidad y post-estructuralismo x Gabriel Kuhn

Desde finales de los años 80, tanto la postmodernidad como el postestructuralismo, han sido acogidos por varios círculos intelectuales. No obstante, la teoría anarquista ha sido un pretendiente precavido. De hecho, una refutación categórica a cualquier postura postmoderna/postestructuralista ha llegado a vincular, incluso, a algunos de sus más persistentes adversarios (cf. Zerzan 1991; Albert n.d.). Sin embargo, desde principios de esta década, ha aumentado notablemente el interés por la importancia que, para el pensamiento y la praxis anarquista, tienen la postmodernidad y el postestructuralismo. El propósito de este ensayo es, precisamente, el de investigar en qué consiste dicho interés, cómo se desarrolla y qué enfoque asume sin dejar de lado, claro está, sus promesas y defectos.

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domingo, 8 de agosto de 2010

Dentro de la Marihuana

Buen documental que discute varios aspectos sobre la marihuana. Como substancia recreacional, su ilegalizacion, los que la venden y su uso y defensa como substancia medicinal. Para alimentar la educacion sobre esta planta contra la ilegalizacion estatal, la guerra imperial contra las drogas ilegales impulsada desde EEUU y la moralizacion acientifica religiosa.




sábado, 7 de agosto de 2010

La influencia del stirnerismo en el movimiento libertario español*


Las concepciones filosóficas de Stirner, concretadas en su famoso libro El único y su propiedad, que data del 1844, llegan con bastante retraso al panorama ideológico íbero. Además de llegar tarde estas ideas se incorporaron al discurso libertario por mediación y influencia de otros autores; en contadas ocasiones de forma directa. Nietzsche y Armand son dos de los autores más destacados, los que me interesaría analizar aquí (a parte del propio Stirner, evidentemente). Ambos autores fueron claramente influenciados por la filosofía de Stirner, y la asimilaron y desarrollaron a su particular manera. Se sabe que el autor de Así habló Zaratustra admiró a Stirner en secreto, sobretodo para evitar posibles identificaciones de su filosofía con el anarquismo y el individualismo stirnerianos.

La obra de Nietzsche fue introducida a nivel español por los bakuninistas des de 1887, indirectamente a través de la obra de Max Nordau, que presenta el nietzscheanismo de una forma vulgarizada y bastante comprensible. Literatos individualistas como por ejemplo Carlyle, Björson, Hauptman y sobretodo Ibsen también son importantes en este aspecto. Es destacable la conferencia impartida por E. Sanz Escartín el año 1898, fecha de la perdida de las colonias españolas, que llevaba por nombre “Federico Nietzsche y el anarquismo intelectual”. Escartín identificaba los aspectos en común entre la filosofía nietzscheana y el movimiento modernista.

La perdida de las colonias y el descontento ocasionado por este hecho propicia y acelera la introducción del individualismo alemán en España. El año 1900 aparecía la primera versión española de Así Habló Zaratustra. El Único y su propiedad, como indica Armand en su artículo El Stirnerismo (aparecido en La Revista Blanca, nº299, 12 d’octubre de 1934), se publicó en Francia el año 1900 y se hicieron dos traducciones diferentes: la de Robert L.Reclaire, en casa de Stock, y la de Henri Lasvigne, en La Revue Blanche. Aparecía, sólo un año después, en 1901, la traducción al español por parte de Pedro Dorado Montero en la revista La España Moderna. Tres años más tarde, en 1904, sería publicada otra traducción al español por parte de Pedro González Blanco, des de la editorial Sempere. Respecto a esta segunda edicción se conoce que la primera tirada fue de unos 6.000 ejemplares y que hubo una segunda de unos 4.000.

José Alvarez Junco identifica una corriente sitrneriano-nietzscheana en el sí del movimiento intelectual y libertario español de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Tanto Stirner como Nietzsche pusieron de manifiesto el conflicto individuo-sociedad, fueron críticos radicales de los convencionalismos sociales y partidarios del individualismo y el egoísmo más absolutos. En el panorama ideológico libertario de principios del siglo XX las ideas de Kropotkin expuestas en su escrito El apoyo mutuo (1902), habían sido asimiladas y aceptadas de forma casi indiscutible. Se trataba de una clara respuesta a las ideas de darwinismo social defendidas principalmente por Malthus que sostenían los conservadores. A pesar de esto las ideas de Nietzsche presentaban un componente darwinista muy marcado que entraba en contradicción con las ideas defendidas por el príncipe ruso. La corriente stirneriano-nietzscheana, egoísta y individualista, raramente casaba con la filosofía solidaria y comunista de Kropotkin, y con el socialismo libertario en general.

Es muy importante la influencia que tanto el filósofo alemán como las ideas ácratas ejercían en la juventud intelectual española de la generación del 98 o movimiento modernista en el período que va de 1989 a 1905. Jaume Brossa y Pompeu Gener, por ejemplo, participaron en el movimiento libertario colaborando con publicaciones como Ciencia Social o La Revista Blanca. Este último llegó a conocer directamente las ideas stirnerianas. De Ramiro de Maeztu se sabe que en juventud fue nietzscheano y anarquizante en ciertos aspectos, aunque se acercó más al movimiento socialista político. Eduado Marquina presenta en su obra multitud de aspectos vitalistas, paganos y libertinos, y se sabe que publicó poemas en la prensa libertaria. Es interesante la persona de Pío Baroja; en una de sus obras, La lucha por la vida, contrapone la figura del típico anarquista kropotkiniano a la del individualista extremo, anarquizante, mas no anarquista. Seguramente Baroja se identificaba con este último. Azorín primeramente se sintió atraído por el anarquismo kropotkiniano, y fue precisamente su acercamiento a la figura de Nietzsche lo que lo acabó alejando del movimiento libertario.

Sin lugar a duda lo más destacable es la obra y figura de Julio Camba (1884-1962), quien fue importante nietzscheano español y a la vez miembro activo dentro del movimiento libertario. Llegó a ser director de un periódico ácrata propio, además de colaborar en varios de ellos como El Rebelde, Juventud, El Productor Literario, Buena Semilla, Anticristo o Liberación, publicaciones que compartían la identificación tanto con el anarquismo como con el nietzscheanismo. Camba encontraba muchos puntos en común entre Nietzsche y el anarquismo, como el individualismo o la crítica a la moral cristiana, y recomendaba hacerse anárquicos más que anarquistas.

Importante destacar también el grupo anarquista conocido como “La Colla de Foc Nou”, que se reunía en un banco de la gran vía barcelonesa y funcionaba como lugar de debate literario. Integraban este grupo figuras como Jaume Brossa, destacado anteriormente, Celestí Galcerán, Josep Roca, Bernat Rodríguez Serra, Ramón Sempau, Ignasi Iglesias y Pere Coromines. Curiosamente, a pesar de ser figuras reconocidas dentro del movimiento modernista, todos ellos tenían procedencia obrera. Des de la imprenta “L’avenç” se encargaron de difundir la obra de Friedrich Nietzsche, entre otros autores.

La Revista Blanca, importante referente del individualismo anarquista, se relacionó durante toda aquella época (1898-1905) con las ideas de Nietzsche, como su vitalismo, su subjectivismo o su negación de la metafísica. El entusiasmo primerizo por la figura de este autor, pero, acabó convirtiéndose en escepticismo. El tipo de individualismo representado por Stirner (de quien ya habían podido analizar la obra en profundidad) o Nietzsche difícilmente era aceptado dentro de la publicación. Joan Montseny (1864-1942), a la cabeza de esta publicación, intentó convertirla en nexo de unión entre el movimiento intelectual de la generación del 98 y el movimiento anarquista. De hecho colaboraron con esta publicación autores como Unamuno, Clarín, Francisco Giner de los Rios o Fernando Tárrida. Del movimiento modernista Federico Urales (seudónimo de Joan Montseny) aceptaba el vitalismo, pero elementos como el decadentismo, el pesimismo o el arte por el arte sin función social le parecían detestables. Urales se acabó alejando de los intelectuales, y hasta 1923 no volvía a implicarse activamente en el desarrollo del anarquismo individualista. Pero de hecho en la segunda etapa de esta publicación se comenzaron a defender posiciones claramente contrarias al stinerismo dentro de esta publicación.

Inevitablemente la mayor parte de modernistas –sobretodo los más destacados- que parecían defender el anarquismo acabaron abandonando toda vinculación con el movimiento libertario. Difícilmente podía ser aceptado el egoísmo absoluto de los individualistas alemanes, como tampoco podía serlo el aristocratismo o la crítica a la razón (o incluso a la misma ciencia). Tanto al figura de Nietzsche como la de Stirner caerían en el olvido en el sí del movimiento libertario español. Este último sería recuperado por el individualista francés Emile Armand, que lo acabaría asociando inconfundiblemente al movimiento anarquista individualista. Respecto al nietzscheanismo de los modernistas muchas veces acabaría desembocando en el darwinismo social y el irracionalismo fascista, como el defendido por el mismo Azorín.

Las décadas de los años veinte y treinta representaron la época de crecimiento, apogeo y decadencia del anarquismo individualista español propiamente dicho, correspondiente a la epoca de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y a la Segunda República (1931-1936). El movimiento sindicalista, encabezado por la CNT, sufrió una fuerte censura y las publicaciones individualistas, de carácter más cultural, asolieron el protagonismo. Es innegable la influencia del anarquismo individualista francés en su homónimo español. Han Ryner sería el referente de un anarquismo más especulativo y espiritual, en oposición al materialismo y egoísmo de los individualistas de tipo stirneriano, del cual el máximo representante fue Emile Armand. Dos personalidades son importantes en la introducción de estos dos individualistas franceses en nuestro país. Costa Iscar, que mantenía relaciones personales de amistad con Armand, se encargó de traducirlo. A su vez, José Elizalde, que manteía mejores relaciones con Ryner, se encargó de traducir tanto a éste como a Armand. Tenemos publicaciones dentro del anarquismo individualista como La Revista Blanca, Ética o Nosotros (esta última aún siendo stirneriana) que parecían decantarse más por el pensamiento de Ryner. En cambio Iniciales, Estudios o Al Margen serían publicaciones más próximas a la figura de Armand. Dejando de lado todo esto no hay unanimidad dentro de las mismas publicaciones y personalidades como los Montseny, muy críticos con el egoísmo stirneriano, o José Elizalde se declaraban claramente rynerianos; otros como Mariano Gallardo o León Drovar más indiscutiblemente armandianos.

Tanto las revistas Generación Consciente y Estudios (continuación de esta primera), que publicaron entre 1923-1937, como Ética y Iniciales (continuación de Ética), que publican entre 1927-1937, se centran en los aspectos de tipo sexual, principalmente en el neo-malthusianismo y el componente stirneriano no encuentra apenas espacio de expresión. En el caso de las dos primeras, Generación Consciente-Estudios –de hecho, la misma-, las posiciones éticas de Armand, cercanas al nihilismo moral de Stirner, son muchas veces cuestionadas. A pesar de esto, encontramos intelectuales como Julio Barco (García Birlán) que hacen exaltaciones constantes del individuo, inspirados por ideas de tipo stirneriano. En cuanto a Ética-Iniciales, después de perder al primer equipo editorial, dominado por la personalidad de Elizalde, claramente ryneriano, tras ser éste encarcelado en 1929, se abre una etapa de mayor fijación por la persona de Armand. De hecho, en Iniciales (1929-1937) tienen consciencia de ser una minoría y en este aspecto radica su aristocratismo armandiano. Se encuentran abundantes escritos de Emile Armand y de Mariano Gallardo. José Elizalde, del equipo directivo de Ética, y fundador del Ateneo Naturista Ecléctico (dedicado a la práctica nudista y actividades similares) propuso la creación de una Federación Nacional de Individualistas, inspirada en las asociaciones de egoístas stirnerianas, aunque no llegara a fructificar. Como muchos otros individualistas militó en el movimiento libertario no específicamente individualista; participó en la fundación de la FAI en 1927.

Respecto a la cuestión sexual y afectiva Ryner, aunque no niega el componente físico del amor, estaba más interesado en el amor de tipo filosófico, espiritual o platónico. Por otra parte, Armand se centraba más en el componente físico del amor, y en el placer por el placer. Según Armand instintivamente tendemos hacia la promiscuidad, y de aquí nacen sus críticas contra la familia monogámica tradicional. El armandiano más destacable en el panorama español es el andaluz Mariano Gallardo, que se proclama nihilista en todos los aspectos, incluido el sexual. Fue colaborador habitual de revistas como Estudios o Iniciales en la década de los treinta. Partidario de la promiscuidad sexual y del pluralismo amoroso, restaría importancia a la práctica de la prostitución equiparándola a otros trabajos asalariados. Partidario de crear una nueva moral sexual alternativa como solución a este asunto, aunque escéptico al respecto. Acabada la guerra civil Mariano Gallardo se exiliaría territorio francés. Parece que colaboró con la publicación Tierra y Libertad en su estancia en París.

Moriría en la década de los setenta. La publicación que lleva por nombre Al Margen, nacida en 1937, se centró mucho en el debate sobre la guerra y la revolución; también sobre la participación de los anarquistas en las instituciones republicanas y sobre los hechos de mayo de 1937 (el enfrentamiento de la CNT-POUM con los stalinistas del PSUC). Es interesante como los componentes de esta revista, de la cual destaca Vicente Galindo Cortés o Fontaura (1902-1990), conocido individualista y neomalthusiano, defienden la creación de asociaciones de individualistas inspiradas en los grupos de afinidad creados en torno a la publicación francesa L’en dehors de Emile Armand, donde se practicaba la idea de camaradería amorosa, a su vez inspirada en las asociaciones de egoístas stirnerianas. También se inspiran en la idea de Armand de crear comunas individualistas, idea que tuvo cierta influencia en algunas colectividades aragonesas.

La publicación más íntimamente relacionada con el individualismo stirneriano fue Nosotros. Fue una publicación de indiscutible calidad, aunque de corta duración (pues no duró ni seis meses). Se publicaron sólo cinco números, el primero en octubre de 1937 y el último el febrero de 1938, en plena guerra civil. Gran parte de lo publicado estaba directamente relacionado con las ideas de Stirner. Nosotros funcionó también como editorial y desde ésta se publicó una reedición de El Único y su propiedad en edición de lujo el año 1937, prologado por Miguel Giménez Igualada. Esta publicación trató de convertirse en puente entre el anarquismo individualista y el anarquismo comunista (esta última tendencia representada por Rodolfo Gonzáles Pacheco); ambas tendencias ajenas al sindicalismo. Miguel Giménez Igualada (1888-1973), el director de esta publicación desde el segundo número, fue un stirneriano declarado, enemigo acérrimo de la acción popular y de las organizaciones formales, y en su juventud “ilegalista”. Giménez Igualada opinaba que el socialismo había sustituido a la religión, y lo criticaba; como también criticaba la idea de revolución, y los cambios nada más superficiales que ocasionaba. La cuestión educativa la vislumbró des de una óptica armandiana, y defendió la idea de iniciación. En esta publicación colaboraron los individualistas franceses Armand, Ryner y Devaldès. Curiosamente Armand colaboró con artículos más de tipos filosófico, histórico o político que de tipo sexual, como en las otras publicaciones. Colaboraron también personajes como Felipe Alaiz, Costa Iscar, Fontaura, Juan de Hiniesta, Higinio Hoja Ruiz y Gonzalo Vidal.

Desde Nosotros y principalmente por parte de Giménez Igualada, ante las circunstancias especiales de la guerra, se instó a los individualistas y a los simpatizantes de Stirner a intervenir en el conflicto armado. Armand, por su parte, siempre reticente al uso de la violencia, también expresó simpatías por la resistencia española y consideró aquello como una reacción lícita contra la violencia y el totalitarismo fascistas. Con al perdida del conflicto bélico (formalmente el 1 de abril de 1939) por parte de los republicanos y libertarios, pero, desaparecía cualquier vestigio de individualismo anarquista del panorama íbero, como también era silenciado o eliminado el movimiento libertario en general, y toda oposición al naciente régimen franquista.

BIBLIOGRAFIA- Stirner, M.: El Único y su propiedad. El falso principio de nuestra educación o humanismo y realismo, B. 1974, Las Ediciones Liberales. - Armand, E.: El anarquismo individualista (lo que es, puede y vale). El stirnerismo, Logroño., 2003, Pepitas de calabaza ed. - Alvarez Junco, J.: La Ideología Política del Anarquismo Español (1868-1910), M. 1976, Ed. Siglo XXI. - Díez Rodríguez, X.: L'anarquisme individualista a Espanya (1923-1938), 2 parts [Format PDF]., 2002, Universitat de Girona

tomado de http://bajolatormenta.blogspot.com/2007/01/la-influencia-del-stirnerismo-en-el.html

viernes, 6 de agosto de 2010

Arte y anarquía x Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo

Arte y anarquía (1989) es un documental producido por la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, con guión de Emilio García Wiedemann, que pretende ser un relato sobre las consecutivas vanguardias artísticas (postimpresionismo, expresionismo, futurismo, dadaísmo, surrealismo...) en relación con los movimientos anarquistas y en debate consigo mismos sobre el rol del artista en la transformación de una sociedad coactiva y deleznable. Imágenes de las obras de decenas de artistas y citas esenciales de manifiestos y ensayos dan forma a esta obra.

35 minutos / España / Castellano

lunes, 2 de agosto de 2010

Dentro del LSD

un buen documental para mejorar el conocimiento que existe sobre las substancias psicodelicas tanto para lxs que ya las han tratado como para lxs que esperan hacerlo en el futuro. en fin para incentivar el uso responsable de drogas como alternativa a la ilegalizacion estatal y a la moralizacion acientifica religiosa. Tiene de interesante una discusion sobre las posibilidades medicinales del LSD las cuales cientificos occidentales actuales reconocen y exploran y las cuales muchas culturas premodernas conocian pero que la ley estatal actual niega asi desea mantener la prohibicion. Tambien explora las posibilidades de expansion de la creatividad que provocan las substancias psicodelicas.